jueves, 2 de octubre de 2008

El barrio chino

El barrio chino de Santo Domingo tiene mala suerte. Primero fue la dilación en construirlo, unos dos años, porque siempre se retrasaban los fondos del Gobierno, prometidos como aporte a los liberados por los comerciantes chinos que deseaban tener un espacio comercial similar al que existe en muchos países del mundo.
Hubo lugo que lidiar con los vendores ambulantes, para cuyo desalojo fue necesario compensarlos económicamente, e incluso construyéndoles casetas modernas a las cuales todavía ni siquiera se acostumbran. Superados esos inconvenientes, el Gobierno y la Fundación Flor para Todos inauguraron el flamante barrio chino, que ahora está de capa ca´´ida porque al Honorable Ayuntamiento de Santo Domingo ha prohibido el estacionamiento de vehículos en los frentes de los negocios, supuestamente porque arrabalizarían la avenida. Es decir, ahora se quiere obligar a los clientes del barrio chino a utilizar calles laterales para estacionar los vehículos, cuando todo el mundo sabe que si los deja lejos de donde se encuentra, al regresar puede haber sido víctima de un robo, incluido el vehículo.
En una arteria comercial como la avenida Mella, que es más estrecha, no se ha impedido el estacionamiento de vehículos, cuando ahí sí que habría mejor justificación. Entonces uno se pregunta si no será por intereses económicos que se ha producido esta situación. No hay que olvidar que en la avenida Duarte, donde está el barrio Chino, casi a esquina avenida Mella, hay cientos de comerciantes que se benefician de la absurda prohibición del Ayuntamiento, puesto que el asunto no va con ellos.
Los chinos han protestado enérgicamente contra la disposición, incluso con el cierre simbólico de sus negocios, sin que alguien les haya hecho caso. No somos expertos en cuestiones de leyes, pero teníamos entendido que quien está facultada para medidas como la que comentamos es la Secretaría de Obras Públicas, a través de la Dirección General de Tránsito Terrestre.
No soy chino ni tengo nexos familiares o comerciales con personas de esa nacionalildad, pero es realmente penoso que despuès que una comunidad laboriosa se una y haga tan millonaria inversión, para crear un sitio de enorme interés turístico, de repente se vea acorralado por tan injusta disposición.
¿Ocurrirá, como siempre, que sea el Presidente de la República quien tenga que disponer de su ocupado tiempo en otros asuntos más importantes, quien tenga que poner fin a la situación en el barrio chino?
En cuanto al autor respecta, no he ido al barrio chino a pesar de mi deseo de hacerlo, porque no estoy dispuesto a dejar mi auto "botado", a merced de los ladrones, solo porque al Ayuntamiento se le antoje de que no se puede estacionar frente a los negocios de los chinos.